Me llama el Guarda de la Formación 3432 Temperley Bosques y me dice:
“Zolabaak, venite y hacenos el aguante, que hay rosca con el pasaje”. “Ya Voy puto”, le contesté, y crucé desde Palermo en 30 segundos volando sobre Buenos Aires.
Cuando entré, era todo un caos.
Entonces, empecé a repartir piñas ultraapoderosas a todo el mundo. Le pegue a un policía que usaba anteojos, le mastiqué la oreja a un pasajero que llegaba de Mar del Plata, y asfixié con la capa hasta el desmayo a un maquinistra trolo que lo conozco de estudiar Filosofía en la Facultad.
Por supuesto, ahí se desbandó todo. Entonces me fui, a tomar un café con faina en “El Tablero”, un cafecito abajo. No lo pagué, tiré un par de rayos laser a una maquina.
Pero empece a sacar fotos del kilombo.
Primero sobrevole la zona despacio, y le saque fotos al tren que se quedo detenido:
Ahí está, es la primera.
“Zolabaak, venite y hacenos el aguante, que hay rosca con el pasaje”. “Ya Voy puto”, le contesté, y crucé desde Palermo en 30 segundos volando sobre Buenos Aires.
Cuando entré, era todo un caos.
Entonces, empecé a repartir piñas ultraapoderosas a todo el mundo. Le pegue a un policía que usaba anteojos, le mastiqué la oreja a un pasajero que llegaba de Mar del Plata, y asfixié con la capa hasta el desmayo a un maquinistra trolo que lo conozco de estudiar Filosofía en la Facultad.
Por supuesto, ahí se desbandó todo. Entonces me fui, a tomar un café con faina en “El Tablero”, un cafecito abajo. No lo pagué, tiré un par de rayos laser a una maquina.
Pero empece a sacar fotos del kilombo.
Primero sobrevole la zona despacio, y le saque fotos al tren que se quedo detenido:
Ahí está, es la primera.
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