martes, 15 de mayo de 2007

Me lo pidio el capo.

Comienzo
A las siete de la tarde, mientras merendaba en “La Continental” en Av. de Mayo, vi en el cielo la Zolabaakseñal.
Casi me atraganto con la medialuna.
“Bueno putos los dejo solos” les dije a unos turistas yanquis que había invitado. “Que se los pague God”. No entendieron nada, y me fui a cambiarme a un locutorio.
“Che Grondonita, aguantame que me cambio de superhéroe” grité al entrar.
“Oka” – me contestó el dueño del locutorio, un ex boxeador que se la movía a una legisladora de la Ciudad – “Pero después tirame un poco de Poett, que me dejas baranda a bolas por todos lados”.

DIALOGOS
Cuando levanté el celular secreto con el que me comunico con “El Capo-Capo”, no me dio tiempo ni a tirarme un pedo.
“Zolabaak, andate a Santa Cruz, sos el nuevo gobernador”
“Pará jefe, yo no se nada de política” “Y la política que tiene que ver, vos vas y hacés lo que sabés”
“Y que hago”


Me miró fijo y me dijo:
Primero, dejás de usar los diarios para limpiarte, y los lees. Sobre todo uno, que es mi preferido, JE. Después, no sé, usá los superpoderes, el vuelo veloz, atravesá las paredes, levantate un obispo, detené un tren, inaugurá un puente, vos sos boludo o Superhéroe?

Me fui y le dije que no. Que lo mío era Buenos Aires, sobrevolar la cancha de River, salvar viejas en Caballito, correr narcos en Plaza Italia, vigilar pungas en la Calle Florida y hablar con los muertos de hambre que duermen en la Avenida Belgrano. Le dije que no podía. Me miro fijo y me dijo que me vaya a cagar.


FINAL FELIZ CON AROMA
Fui, vestido de Superhéroe, a cagar al MacDonalds de Callao y Sarmiento. Después le mandé un SMS al Capo-Capo “Ya garqué, y encima eché Poett”.

Una orden es una orden.

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